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La pandemia no detiene la trata de los seres humanos

El Covid-19 no detiene el mercado de «nuevos esclavos». De acuerdo a las estimaciones de la Organización Internacional del Trabajo, más de 40 millones de personas en el mundo serían víctimas de algún modo de explotación y de la trata de seres humanos, situación que podría empeorar a causa de la pandemia. Ante este panorama y con ocasión del Día mundial contra la trata, que tiene lugar el 30 de julio, Caritas Internationalis hizo un llamado a todos los gobiernos a intensificar los esfuerzos para identificar a las víctimas de trata y explotación. «La falta de libertad de movimiento causada por el confinamiento y las restricciones de viaje adoptadas en muchos países – explica Caritas Internationalis – se tradujo, para las víctimas de trata, en una reducción de las posibilidades de huir y de encontrar ayuda». El llamado es, por tanto, a que los gobiernos tengan mayor consideración por los «daños colaterales de la pandemia mundial, especialmente en los inmigrantes y trabajadores informales, que ahora están más expuestos a la trata», y a que las instituciones y organizaciones de la sociedad civil se comprometan en particular a proteger a los niños.

De hecho, más de una víctima de cada 3 en el mundo (34%) es menor de edad y generalmente de género femenino, un porcentaje que, incluso si observamos solo los casos judiciales confirmados de un fenómeno bastante más extendido, se ha más que triplicado en los últimos 15 años, cifra que es todavía más alta en las regiones de bajos ingresos (África subsahariana y occidental, Asia meridional, América Central y el Caribe), en las que los menores son la mitad de las víctimas totales verificadas. Lo afirma la XI edición del informe Pequeños esclavos invisibles realizado por Save the Children, la organización internacional que viene ocupándose de la tutela de la infancia por más de cien años. A nivel mundial, el número más elevado de casos confirmados con víctimas menores de edad es el de Europa occidental y del sur, con 4.168 víctimas, en su mayoría hombres (59%). Respecto a las formas de explotación a nivel global, la trata con fines de explotación sexual da cuenta del 72% de las niñas y jóvenes víctimas, mientras que, para el caso de los hombres, la forma más común de explotación es el trabajo (66%). Surge además el drama de los hijos de las víctimas mujeres, nacidos y crecidos en un contexto de aislamiento y explotación, con alto riesgo de ver comprometido su futuro.

La Iglesia Católica ha asumido un rol protagónico en el movimiento contemporáneo para combatir la trata, que es, además, un tema recurrente de la enseñanza del papa Francisco. Ya en su primera exhortación apostólica, Evangelii gaudium (2013), expresó su dolor por «quienes son objeto de diversas formas de trata de personas», y declaró: «Quisiera que se escuchara el clamor de Dios que nos pide a todos: “¿Dónde está tu hermano?”». Tras la huella del magisterio papal, iglesias locales y universales han implementado diversas iniciativas para combatir la explotación de seres humanos. En enero de 2019, por ejemplo, la sección dedicada a los migrantes y refugiados del Dicasterio para el servicio del desarrollo humano integral de la Santa Sede, publicó el documento Orientaciones pastorales sobre la trata de seres humanos, para coordinar mejor el trabajo de la Iglesia en el apoyo de las víctimas de la trata.

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