La Unicef enciende la alarma por las necesidades humanitarias de 10 millones de niños en Afganistán. En efecto, uno de los aspectos más dramáticos y urgentes de la crisis afgana es la que afecta a los niños. El vocero de Unicef Italia, Andrea Iacomini, afirmó en un comunicado que «hay 300 mil niños desplazados que ya no tienen un hogar. Sus padres se los han llevado consigo y, por desgracia, algunos de ellos han muerto en el camino, mientras otros han perdido a su padre o a su madre, o a ambos. Estos niños necesitan protección urgente».
El papa Francisco ha expresado su preocupación por Afganistán en varias ocasiones en los últimos días. Lo hizo también en la reciente entrevista – la primera tras su recuperación en el hospital – concedida a Radio Cope, la emisora de la Conferencia Episcopal Española. Aunque no entró en detalles sobre la acción diplomática de la Santa Sede, el Pontífice dijo estar seguro de que la Secretaría del Estado «está ayudando o al menos ofreciendo ayuda». Preguntado por los últimos acontecimientos, Francisco definió como «lícito» el retiro de Estados Unidos de Afganistán, tras veinte años de ocupación, pero también agregó que «el eco que resuena en mí es otro», el hecho de «dejar al pueblo afgano a su propia suerte». «Por lo que veo» – dijo en la entrevista – «no todas las eventualidades fueron tomadas en cuenta».
Por su parte, la Comece (Comisión de las Conferencias Episcopales de la Comunidad Europea) y la Cec (Conferencia de las Iglesias Europeas) invitaron a las instituciones europeas, mediante una nota firmada por los respectivos presidentes, Jean-Claude Hollerich y el reverendo Christian Krieger, a dejar de lado la retórica para ofrecer esperanza y atención a quienes están en dificultad: «Es tiempo de mostrar humanidad en medio de la crueldad enfrentada por los afganos, de demostrar que los valores de la Unión Europea no son retórica vana, sino principios rectores prácticos que llevan a tomar acciones basadas en estándares éticos, más allá de meras consideraciones políticas o económicas».
En los últimos días, el cardenal Hollerich, jesuita, entrevistado por Vatican News, comentó la actitud cerrada de muchos países europeos hacia la apertura de corredores humanitarios para los que huyen de Afganistán: «Duele ver la actitud de estos, digamos, hombres y mujeres de política, porque hay un drama humano y es culpa nuestra, es culpa de la política de Occidente, que dio esperanza a tantas mujeres primero, pero también a tantas y tantos jóvenes, a tantos niños, la esperanza de tener un mundo mejor, con educación y libertad, y si se regalan estos sueños es necesario hacer algo para ayudarlos después».