La nueva miniserie titulada Miércoles («Wednesday» en el original y Merlina en Hispanoamérica), disponible en la plataforma Netflix, está ganando popularidad entre los jóvenes, como se puede comprobar en las distintas redes sociales, donde se ven imitaciones del estrafalario baile de la protagonista, y de los muchos gadgets que se están vendiendo.
Esta serie de televisión es un spin-off de la saga de la famosa y extraordinaria Addams Family, que fue publicada por primera vez en forma de tiras cómicas a finales de los años 30 por Charles Addams, en la revista estadounidense The New Yorker. El éxito de los personajes, que viven en estrecha relación con todo lo que pertenece a lo macabro y a la muerte, se selló más tarde con la serie de televisión en blanco y negro que se emitió a partir de 1964, con John Astin y Carolyn Jones como Gómez y Morticia, y sus dos hijos Pericles («Pugsley») y, precisamente, Miércoles.
En la serie de televisión, Miércoles, la protagonista principal, es interpretada por la joven actriz estadounidense Jenna Ortega, mientras que los dos padres, Gómez y Morticia, cuentan con los famosos rostros de Luis Guzmán y Catherine Zeta-Jones. La producción y dirección de los cuatro primeros episodios corre a cargo del director Tim Burton, brillante a la hora de crear escenarios y contextos oscuros y misteriosos, como también demuestra en algunas de sus películas más conocidas, como El joven manos de tijera (1990) y La novia cadáver (2005).
Si la serie de televisión inspirada en la familia Addams apostaba principalmente por resaltar las tétricas rarezas de todos los protagonistas, en esta producción el género es principalmente de investigación. En efecto, todos los episodios están concatenados en una trama en la que Miércoles, con su fría lógica y con la ayuda de algunas visiones, trata de descubrir el hilo conductor de una serie de violentos asesinatos por parte de un monstruo, que mata a cualquiera que cruce el bosque cercano a la Nevermore Academy, una escuela para marginados y jóvenes con poderes sobrenaturales, y el pueblo de Jericó, que limita con la escuela. Sin embargo, a través de la articulada narración de los ocho episodios, en los que Miércoles sigue el rastro del terrible monstruo, la serie de televisión esboza y subraya la importancia de ciertos valores humanos y muestra algunas actitudes críticas propias de los jóvenes y de la sociedad actual.
La escena de apertura
La parte introductoria, que anticipa los títulos de apertura y, por lo tanto, el comienzo real de la historia, permite al espectador captar algunos de los temas esenciales que se desarrollarán y declinarán dentro de los episodios.
La escena inicial, de hecho, presenta la imagen frontal de una escuela – un High School, que lleva el nombre de Nancy Reagan – en la que se observan brillantes colores, un cielo azul, y numerosos alumnos que entran llevando mochilas multicolores, cabellos rubios o castaños, y ropas de colores cálidos y tranquilizadores. La escena avanza hacia el interior de la escuela, en la que vemos entrar, entre el ir y venir de los alumnos que se preparan para ingresar en las aulas y con un primer plano sobre el busto blanquísimo de Reagan, la figura de Miércoles, de espaldas y totalmente vestida de negro. La cámara sólo encuadra los zapatos de la protagonista, también negros, mientras recorre los pasillos del colegio con paso cadencioso y decidido.
Los planos de Miércoles son siempre parciales, desde arriba, o con un acentuado primer plano de sus ojos fijos o en plano subjetivo, y muestran a su derecha e izquierda a todos los alumnos o profesores que la rehúyen o la observan con superioridad, o desprecio, o arrogancia. Pero sus pensamientos, que se oyen en voz alta en estas escenas, son también extremadamente despreciativos y cáusticos hacia la propia escuela, los profesores y los alumnos: «No sé realmente a quién se le ocurrió la perversa idea de agrupar a cientos de adolescentes en escuelas infradotadas dirigidas por personas cuyos sueños han sido destrozados durante años… pero admiro su sadismo».
Su paso, rítmico y preciso, termina frente a un casillero o locker rojo, alrededor del cual se ve a un grupo de alumnos, todos vestidos iguales, alejarse rápidamente, charlando y riendo entre dientes. El casillero, el nº 101, está lleno de frases escritas, a diferencia de los demás, que en cambio están limpios, y la palabra «freak», que puede significar «bicho raro», «fenómeno» o incluso «monstruo», sobresale con un tipo de letra más grande. Es un término, por tanto, directamente relacionado con lo macabro y, en cierto sentido, también con el gótico, un estilo que se inspira en sus representaciones en imágenes lúgubres, sangrientas y fúnebres, y que será el escenario predominante en los episodios de la serie.
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Al abrir el casillero, en su interior, aparece el hermano de Miércoles, Pericles, atado y amordazado por la pandilla de jóvenes que acababan de huir riendo. A su hermano pequeño, asustado y lloroso, la hermana mayor le dice: «Quiero sus nombres»; y luego: «Los sentimientos son una debilidad». Gracias a una visión que ha tenido de repente, Miércoles encontrará a los matones e ideará su propia venganza, extravagante e imaginativa, por la que será expulsada.
El miedo a la diversidad
De este breve antecedente se pueden deducir algunos aspectos característicos del carácter de Miércoles y del contexto en el que vive: los personajes estrafalarios por su aspecto o forma de ser, como los jóvenes miembros de la Familia Addams, son fácilmente aislados, objeto de burlas, a menudo acosados, incluso cuando se encuentran en un centro educativo. No es casualidad que la elección de los padres, impuesta por la expulsión de su hija, sea matricularla en la Nevermore Academy, una escuela para «marginados, raros y monstruos» que tienen poderes sobrenaturales (hay sirenas, hombres lobo, gorgonas…), a la que los propios padres de Miércoles habían asistido cuando eran jóvenes, y en la que de hecho se conocieron. En esta institución se produce una inversión de perspectiva, es decir, los «normales» son considerados extraños, mientras que los «raros» son apreciados por sus facultades y características peculiares. Esto plantea la cuestión de si existe una normalidad real, y qué significado puede darse a tal término: parece que casi todos los personajes jóvenes quieren encontrar un grupo al que pertenecer para sentirse seguros, como demuestran los diversos grupos que también se forman dentro de la Nevermore Academy. Sólo Miércoles parece no querer aceptar esta dimensión, prefiriendo la soledad y el aislamiento, aunque sienta en su alma el peso de una elección tan radical.
En efecto, son fuertemente simbólicas las tomas iniciales de Miércoles, que muestran un vacío físico a su alrededor, mientras pasa entre las miradas de burla, mofa e indiferencia de los alumnos y profesores de la escuela institucional. No parece muy diferente la actitud que mostrará, inicialmente, en la Nevermore Academy, de la que inmediatamente quiere escapar.
Otro aspecto interesante que se desprende de las primeras escenas es la personalidad o el carácter de Miércoles, una joven de lógica cerrada e inteligencia superior, pero que a menudo se ve condicionada por una actitud rencorosa y cáustica, que desemboca en un nihilismo total y paradójico. En ella, de hecho, encontramos una subversión del orden normal de las cosas incluso en los pensamientos y sentimientos. A menudo vemos cómo se complace en su deseo de sufrir. Para felicitarla por su cumpleaños, su peculiar familia le escribe una tarjeta especial: «Te deseamos un cumpleaños lleno de dolor y miseria, tal como tú lo deseas». Por supuesto, ¡todo debe entenderse dentro del mundo al revés de la Familia Addams!
Por último, Miércoles se describe a sí misma como «sociópata» – «Me gusta ser una isla, rodeada de tiburones» -, a la altura de otros personajes de series televisivas recientes con una inteligencia superior, como el moderno Sherlock Holmes de la serie Sherlock, interpretado por el glacial Benedict Cumberbatch. Ambos protagonistas se caracterizan por despreciar a la humanidad, a la que suelen juzgar como no a la altura de las circunstancias. Y no sólo eso. Esta actitud revela también cierto temor a entrar en situaciones emocionales, más difíciles y complejas de manejar que los procesos lógicos que el intelecto pone en marcha para comprender la realidad.
La expresión que Miércoles dirige a su hermano, asustado por haber sido víctima de bulling – «Los sentimientos son una debilidad» – revela, de hecho, una actitud de desconfianza hacia esa parte de la inteligencia emocional que pertenece al ser humano, pero que no se puede negar ni aislar. Se hace eco y lleva al extremo la idea griega de que la perfección se basa en el predominio de la racionalidad sobre las pasiones, como muestra también la sugerente imagen del alma que, en el Fedro de Platón, se representa como un auriga a la cabeza de un carro alado tirado por un caballo bueno y obediente y otro, preso de las pasiones, que tiende fuertemente a rebelarse contra las órdenes.
El contacto físico, que expresa el mundo emocional interior, es también repudiado por la protagonista, como demuestra su primer encuentro con su nueva y exuberante compañera de piso en su nuevo instituto, Enid Sinclair, a la que rechaza el abrazo de bienvenida, mostrando una fuerte rigidez. La joven representa todo lo contrario a Miércoles. Enid, una mujer lobo que no puede convertirse en loba, es extrovertida, exuberante, alegre y siempre está a la caza de chismes para su blog, de frivolidades y superficialidades, aspectos nuevos e inesperados que obligarán a la protagonista a enfrentarse a un mundo diferente al suyo.
Sin embargo, incluso el talante jovial y alegre de Enid esconde un profundo temor, como demuestra su respuesta a Miércoles, que le pregunta qué pasaría si no consiguiera transformarse en loba en las noches de luna llena: «Me convertiría en una loba solitaria […]. Me echarían de la manada de mi familia, no encontraría pareja». El miedo a la soledad, a no ser aceptada, es típico de la adolescencia, un periodo de cambio físico y psicológico difícil de comprender, como también demuestra la frase de la protagonista: «Somos intrépidos forasteros en el pozo negro de la adolescencia, no necesitamos rituales para afirmar quiénes somos».
El «pozo negro de la adolescencia» se convierte, así, en el lugar del que hay que salir diferente, liberándose de la normalidad, para comprender quién se es realmente, en profundidad, sin la imagen que los demás nos atribuyen, como se desprende de otra frase: «No pierdas la capacidad de no dejarte definir». Miércoles parece insistir en que no es el otro quien dice quién es uno, como tampoco es un objetivo del adolescente intentar agradar a los demás para ser aceptado. Es un camino personal, a menudo cínico y desafiante, de fuerte autodeterminación.
Sin embargo, éste tampoco será el camino correcto. De hecho, las fuertes vicisitudes emocionales pondrán en aprietos a Miércoles, que en defensa propia tratará en un primer momento de proteger su carácter y su forma de ser, extremadamente egoísta y despectiva para con su propia vida y la de los demás. Aunque la pequeña de los Addams demuestra que no necesita una educación desde el punto de vista de los conocimientos, que ya parece poseer, es ciertamente inexperta en el mundo emocional y sentimental, aspectos que a menudo provocan la rigidez de su carácter. Sin embargo, serán las experiencias que comparte con Enid y los demás personajes, casi siempre con desenlaces tormentosos, las que llevarán a la protagonista a descubrir un mundo interior de sentimientos y también de compasión. Ese abrazo inicial fallido con Enid, en el que no existía aún la experiencia de una vida compartida ni había pasado el tiempo suficiente para conocerse, y que, por tanto, habría estado vacío, se resolverá en la última escena, cuando ambas amigas habrán completado un profundo viaje humano, simbolizado por las luchas del episodio final. El proceso de comprensión profunda, por tanto, no será una conquista solipsista y fruto de una obstinada autodeterminación, sino una meta alcanzada a través de una compleja confrontación entre el propio mundo, hecho de miedos, rigideces y sentimientos, y el de aquellos a los que conocerá, con los que forjará lazos de afecto y amistad.
Probablemente los adolescentes y los jóvenes se identifican con algunos aspectos de la protagonista, pues comparten con ella una etapa en la que el mundo de los sentimientos y los afectos estalla con fuerza y la vida se convierte en una lucha constante entre pasiones, agitación del corazón, cambios repentinos de humor y elecciones.
Relaciones con los padres
Otro aspecto que caracteriza a Miércoles, pero también a muchos de los otros personajes jóvenes de la serie, es la dificultad para relacionarse con sus padres: la protagonista cree que sus padres tienen un «plan nefasto», a saber, convertirla en «una copia de sí mismos». Del mismo modo, su compañera de piso, Enid, siente la carga obsesiva de sus padres, que no paran de quejarse de que, a pesar de ser una mujer lobo, no puede transformarse en loba. Xavier Thorpe, el artista que intenta romperle el corazón a Miércoles, siente el vacío de la ausencia de su padre, que lleva años desinteresándose por él; y Tyler Galpin, el joven camarero del pueblo de Jericó, mantiene una turbulenta relación de continuos desencuentros con su padre, que es el sheriff del mismo pueblo.
Parece que todos los protagonistas de la narración no sólo están marginados por la sociedad, sino que también experimentan las heridas de situaciones familiares complejas y problemáticas. La soledad se convierte así en un lugar existencial; ella sólo ofrece dos caminos posibles: o se la vive profundamente con miedo o desprecio del otro, una elección que toma Miércoles; o se la evita lanzándose a las relaciones sin tener un verdadero ejemplo a seguir, más bien teniendo dentro de sí el sentimiento de desconfianza provocado por el peso de situaciones familiares fallidas. Ambas condiciones llevarán, más que a vivir, a experimentar las relaciones, a menudo con cansancio, sospecha, inautenticidad, al menos hasta el final de la historia, cuando todos los personajes reconocerán algunos aspectos de verdad y autenticidad de su propia existencia y de la de sus familiares.
La propia Miércoles, de hecho, sólo reconocerá al final de la historia en la figura de la directora de la Nevermore Academy – con la que ha estado enfrentada desde el principio, impaciente por el papel que representaba y las reglas que imponía – esa extraordinaria coherencia que ella misma buscaba con dificultad: «Era un verdadero tormento, pero era buena. Murió por lo único que realmente amaba: esta escuela. La respeto inmensamente, era una de nosotros».
Además, la protagonista conocerá más sobre la verdadera historia de amor entre sus dos padres, Gómez y Morticia, devolviendo credibilidad y dignidad a ambas figuras parentales. Hacia el final, el mundo de los adultos parece reevaluarse parcialmente, mostrando cómo el juicio impertérrito e incuestionable de los adolescentes al principio de la serie se ve con otros ojos a través de la experiencia de la vida. Los adolescentes son capaces de cambiar de perspectiva a medida que su existencia descubre el valor de la coherencia y el amor, que a menudo se persiguen a un gran costo, de maneras que quizá no sean comprensibles desde la perspectiva de la juventud.
La «Nevermore Academy» y la ciudad de Jericó
El nombre Nevermore ya es elocuente, pues contiene la expresión «nunca más», que indica las intenciones de la propia escuela, es decir, crear un entorno educativo y un refugio para todos aquellos chicos «marginados» que no pueden encajar en un lugar «normal». En la serie, la fundación se remonta a 1791, de la mano de Nathaniel Faulkner, quien, tras haber viajado por el mundo y catalogado a todo tipo de marginados, decidió crear un espacio en el que, además de los padres de Miércoles, también estudió Edgar Allan Poe, escritor, ensayista y poeta romántico de ambiente oscuro. Curiosamente, él también vivió, como el protagonista de la serie, un episodio de expulsión mientras asistía a la academia militar de West Point, que se saldó con una insubordinación.
Nevermore está relegada a las afueras de la ciudad de Jericó, en una zona yerma y sombría, lo que la hace distante no sólo desde el punto de vista espacial y físico, sino también temporal, como demuestra el estilo gótico con que está construida. El ambiente lúgubre y misterioso, propicio para el subterfugio, el engaño y el misterio, también parece transportar a los estudiantes a un tiempo remoto, muy alejado de la época en la que se desarrolla la acción.
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El contrapunto es la ciudad de Jericó, eco de la ciudad homónima de la Biblia, «deprimida», construida bajo el nivel del mar. En la serie, es una pequeña ciudad que intenta vivir una vida cotidiana sencilla y siempre igual, como un lugar donde parece que el tiempo se ha detenido y nunca pasa nada, con sus colores otoñales y sus parques verdes. Jericó es, de hecho, un símbolo de todas esas ciudades provincianas del Medio Oeste, emblemáticas de la depresión económica y social de los estadounidenses. El escenario de esta escuela nunca podría haber sido Nueva York, Los Ángeles o Miami, que son ciudades económicamente fuertes y capitales del entretenimiento. La visión parece muy cerrada y determinista: no hay perspectivas en la vida para los jóvenes, que ven con recelo a los extraños alumnos de la Nevermore Academy, con la excepción del hijo del sheriff, Tyler Galpin. De hecho, no faltan episodios de altercados varios y arrogancia protagonizados por los jóvenes del pueblo contra Miércoles, primero, y Eugene Ottinger, después, un simple estudiante con el don de controlar a las abejas.
Evocando remotamente el eco de los episodios bíblicos de la ciudad del mismo nombre, Jericó aparece ajetreada e inaccesible para los estudiantes de Nevermore. Sólo puede visitarse en contadas ocasiones, como el día del voluntariado, cuando los jóvenes son trasladados en autobús para realizar una mañana de trabajo voluntario, lo que parece más bien una concesión hecha por los habitantes de la ciudadela. Sin embargo, incluso esta actividad, más que un gesto de benevolencia, es consecuencia de una ronda de financiación de la Nevermore Academy, que les permite pagar los gastos de mantenimiento de la ciudad. Obviamente, tras la perpetración de los asesinatos en los bosques colindantes, las sospechas por parte del sheriff Donovan Galpin recaerán sobre los alumnos de la escuela, mostrando cómo los prejuicios hacia los que son diferentes están siempre presentes, aunque no haya pruebas claras que relacionen los dramáticos sucesos con la propia escuela.
La unión hace la fuerza
Sin querer revelar el final, que cuenta con una trama articulada y varios momentos de suspenso y tensión – ingredientes fundamentales para una narrativa cinematográfica a medio camino entre el terror y el thriller -, es posible observar cómo se transmiten algunos mensajes importantes a lo largo de los episodios de la serie.
Aunque, de hecho, muchas de las pistas recogidas por el protagonista sugieren que el monstruo, que vive en los bosques que rodean la ciudad de Jericó, tiene una estrecha relación con uno de los alumnos de la escuela – aspecto que confirmaría los prejuicios que se tienen contra los estudiantes de Nevermore -, el final va en una dirección completamente diferente. Esto demuestra cómo los prejuicios y las narrativas que surgen con respecto a un grupo minoritario son a menudo infundados, y frecuentemente son el resultado del miedo a aquellos que no encajan en los cánones o estándares de una idea de normalidad.
Otro mensaje emerge en los episodios finales de la serie: la resolución del misterio y la victoria sobre el mal es posible con la ayuda y participación de los demás alumnos, que dejan a un lado envidias y celos para luchar codo a codo con todos. Sin el apoyo y el coraje de cada uno, la propia Miércoles no sólo no habría podido seguir con vida, sino que no habría salido victoriosa del enfrentamiento final.
La serie Miércoles (o Merlina) parece tener aspectos típicos de la novela de formación: la joven protagonista, a través de sus múltiples experiencias dentro y fuera de la Academia Nevermore, experimentará una evolución y fuertes cambios a nivel existencial. De hecho, sus sentimientos y estados anímicos cambiarán gradualmente, lo que la llevará a abrirse al mundo exterior y a los demás. Esto se ve en el episodio final, cuando Miércoles, durante el enfrentamiento con Joseph Crackstone, el padre fundador de la ciudad de Jericó, que ha vuelto a la vida, le dice a Xavier Thorpe, de forma perentoria, que se lleve y salve a todos los alumnos que aún están dentro de la escuela. La joven Addams se da cuenta de que ya no está sola: su vida está inextricablemente entrelazada con la de sus compañeros. Nadie se salva solo, sino con la confianza y el aporte de los demás.
Así, entre misterios, giros inesperados y atmósferas noir y de terror, la serie de televisión Miércoles es capaz de tratar temas actuales y complejos del mundo de la juventud y de la sociedad contemporánea. Si, por un lado, la serie muestra la dificultad que existe en la sociedad para ir más allá de los prejuicios y el egoísmo, poniendo de relieve lo profundas que a veces son las heridas generacionales, por otro, subraya cómo aún puede haber caminos virtuosos (y también tortuosos) de compasión y humanidad, que todavía pueden recorrerse para construir una realidad más inclusiva y solidaria.
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